El 6 de Agosto se conmemora otro aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima (Japón).
Esto se puede ver como el lado oscuro de la ciencia. Científicos, técnicos y militares, trabajando arduamente, no para descubrir una cura contra el cáncer u otra enfermedad fatal, no para mejorar cosechas o aumentar la productividad de terrenos o sembradíos, sino para el diseño y construcción de una bomba, como nunca se había visto a la fecha, destinada a matar personas.
¿Por qué se tuvo que construir esto? … Si era necesario para terminar una guerra, ¿ Por qué no lanzarlo en una zona desértica y manejar esto como elemento disuasivo ? ¿ Por qué tuvieron que morir cientos de miles de personas y dejar una secuela de gente herida, mutilada y con cáncer ? ¿ Sabia usted que hoy en día hay algo así como 25.000 cabezas nucleares, de las cuales aproximadamente 12.000 están activas y listas para usarse (Wikipedia)?
Hay dos fuentes interesantes para los que deseen profundizar algo más en este tema. Una es la película “Fat man and Little boy“ de 1989 con Paul Newman y la otra es el libro “Enola Gay” de Gordon Thomas y Max Morgan-Witts (2005, Ediciones B), que trata de dar una explicación pormenorizada del programa Nuclear de Estados Unidos denominado “Proyecto Manhattan”, que culminó con el desarrollo de las bombas que se usaron el trágico 6 de Agosto de 1945, a las ocho y quince minutos de la mañana. Un acontecimiento que cambió el rumbo de la historia … pero ¿ a que precio ?
Viendo estas cosas, uno se pregunta que tan ético y moral es el uso de la ciencia para ciertos fines.
